jueves, 20 de septiembre de 2012

EL NIÑO DE LAS PINTURAS

“Érase una vez un pequeño niño perdido. Buscaba bajo las piedras y tras su sombra pero nunca se encontraba. Jugaba con las estrellas y susurraba a las nubes secretos que guardaba el viento. Preguntaba a las montañas más altas y a los viejos más viejos, pero nadie le daba respuesta.

Un día saltaba de planeta en planeta recogiendo sueños cuando tropezó con una lata que sonaba a cascabel. La cogió y pulsó su cabeza, y una gran llama de color lo inundó todo y ya el suelo no era suelo ni el cielo cielo, todo era color, el color era todo. Lo miró y perdió su vista en él. El niño estaba maravillado. De repente un brillo le hizo cerrar los ojos, y cuando los abrió vio un pequeño niño frente a él, mirándole.

— ¿Quién eres? — le preguntó. El pequeño niño sonrió y tocó su mano.— Soy tu sonrisa — dijo suavemente mientras se convertía en luz y se fundía con su brazo, con su hombro, con él. El pequeño niño perdido suspiró y miró arriba, sonrió y sintió al viento decirle algo bonito.

Desde aquel día el niño sigue saltando de planeta en planeta cazando sueños y dando color a su camino, y de esta manera se refleja. Se busca.
Se encuentra.”


Y resulta que aquel niño pequeño perdido se llamaba Raul Ruiz, más conocido como El niño de las pinturas (o SEX, que es como en ocasiones firma). Nace en Madrid en 1977 , pero su hogar es Granada y vive allí actualmente. El Realejo de Granada es su lienzo y las paredes están plagadas de sus colores y frases.

Quien haya visto una obra de El niño, ya es capaz de reconocer las demás. Tiene un estilo claro y definido, y si no hubiese firma en sus obras, se adivinaría por sus trazos y colores que El niño de las pinturas ha estado ahí.

Sus obras parecen trozos sacados de sueños y plasmados con spray en la pared. Son imágenes de rostros, primeros planos, la infancia, la adolescencia, la vejez… Transmite sensaciones, fusiona colores y completa sus obras con frases reflexivas o poemas que hacen que el espectador quede cautivado.

Ha hecho colaboraciones (Ojos de brujo, por ejemplo) intervenciones internacionales y murales por encargo. Cuadros, paredes, telas portátiles en bicicletas, (el arte se mueve) patines... para Raúl Ruíz cualquier superficie es buena para llenarla de color y eliminar el triste gris que cubre las calles.


Una anécdota a la que suele hacer referencia, muestra la contracción y dilema del arte urbano; El niño de las pinturas fue galardonado como artista del año sin embargo, a la semana siguiente recibió una multa de 900 euros por la misma intervención por la que fue premiado. Premiado y multado por una misma obra, sí. He aquí el doble filo del graffiti. Belleza y arte VS ilegalidad.






Más fotografías de arte urbano en: http://patriciamunoz.smugmug.com/


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