Estar de ERASMUS es un regalo. Es una oportunidad para vivir
de nuevo. Para empezar de cero y crecer en un año lo que crecerías en diez.
Estar de ERASMUS es tener privilegios, es ser burgués entre la plebe. Es ver la
vida a través de los ojos del Carpe Diem.
Ser ERASMUS es ser joven y niño a la vez, tengas la edad que
tengas. Es vivir contigo y conocerte más
que nunca. Es verte en la gente, hacer de desconocidos tu familia y de calles
que no conoces, tu casa.
Vivir un ERASMUS es una experiencia inolvidable. Una etapa
que debería ser obligatoria. Unos meses que deberían ser grabados para poder
revivirlos siempre. Un año en el que el tiempo se para y no existe reloj que
valga.
No hay “prontos” o “tardes” no hay prisas ni esperas. Hay
amigos, hay cafés, hay paseos y mucha fiesta. Hay descuentos, hay comidas, hay
cerveza y sorpresas. Hay ganas de aprender, de empaparse de cultura, de conocer
lugares nuevos y perder un poco la cordura…
Erasmus es tiempo de ser más libre que nunca, más feliz que
siempre y ser madre, hija, padre, hermana y abuela juntas. Es hora de poner
lavadoras, de cocinar lo que nunca te gustó, de comer a tus horas y hacerlo
cambiando la TV por el ordenador.
Ya no existe el fijo, ahora se llama Skype. Ya no existe el
metro, ahora se llama tram. Nada de Mercadona, ahora es Kefirek y olvídate de
buses, ahora, es todo a pie. Las distancias han cambiado y los horarios
también, aquí se come a las 12 y se cena a las 3.
Aquí no hay igualdad entre días y noches. El sol se rinde a
las 4 y se retira dejando paso, cual
caballero a la hermosa dama, de media sonrisa. Las noches duran 15 horas y los
días son efímeros. Es por eso, que aquí, los rayos de sol son como el oro y en
cuanto lucen, nadie desaprovecha el momento para salir e intentar robar unos
pocos.
El sol, el frío, el castillo, la plaza, las luces, la gente, el idioma, las calles, la comida, los precios, la cerveza, los viajes, el río, la trompeta, Grodka, Florianska... todo es ERASMUS, todo es PERFECTO.
Esto es estupendo. Esto es un regalo. Esto es un sueño. Viva
el ERASMUS y Viva Cracovia. Ea.
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