lunes, 24 de noviembre de 2014

Un café con Luis Ramiro en La Latina



Como no podía ser de otra manera, esta entrevista tuvo lugar en La Latina, barrio de nuestro protagonista y escenario y fuente de inspiración de alguna de sus canciones.

A la luz de un sol madrileño y con temperaturas “veroñales”, Luis me recibe en una terraza con un café solo con hielo y una paella por tapa.

Se muestra tranquilo, algo tímido y curioso por el medio para el que realizo la entrevista. Al descubrir que estuve en Cracovia de Erasmus, se le abren los ojos y confiesa que justo la noche anterior estuvo leyendo una parte del libro La doctrina del Shock, de Naomi Klein, en la que habla de la transición de Polonia y que le gustaría saber la continuación de aquello, “paranoias mías”, bromea.

Le pregunto por su experiencia como poeta, como autor de su primer libro de poesía Te odio como nunca quise a nadie.

¿Cómo te sientes más cómodo; ante un folio en blanco o en el escenario ante la guitarra, el micro y tu público?

Luis Ramiro: Estoy a gusto de las dos formas, pero es diferente. Cuando estoy escribiendo, estoy solo y me siento cómodo, pero sabes que ese poema no lo va a cantar nadie. Cuando compongo, tiene un componente añadido que lo hace más bonito aún y es que sabes que no se va a quedar en el papel sino que la vas a cantar. Me encanta cuando sale un buen poema, pero me emociona más cuando sale una buena canción. Aunque haya escrito un libro de poesía o vaya a escribir más, en realidad, a lo que me dedico es a la música. 

¿Una buena canción como cuál? ¿Con cuál te quedas?

L.R.: Es complicado quedarse con una. Estoy orgulloso de varias, pero me quedaría con Perfecta o Relocos y recuerdos, canciones que le gustan a la gente y que creo que quedaron redondas.

Luis es un tanto ecléctico, muy abierto musicalmente hablando. “Escucho de todo- asegura-, escucho música desde que nací y siempre muy diferente” Y es que este cantautor con aire bohemio e interesante, perteneció en su juventud a grupos de death metal, hasta pop gótico, pasando por otros de fusión de reggae y rumba.

“Ahora escucho mucho a Paolo Nutini, un cantautor escocés muy famoso en Inglaterra, pero, desgraciadamente, en España no se le conoce. Es una maravilla.” Confiesa que siempre tiene tres discos que escucha durante una temporada y que después va variando incluyendo algunos más antiguos con cosas más nuevas que desconoce y que le interesan. “Ahora estoy con Paolo, Lana del Rey y Tom Waits”.

Sin embargo, los grupos de ámbito nacional son con los que ha crecido y los que han marcado los momentos importantes de su vida y, por tanto, con los que se queda. “A Extremoduro les vi por primera vez hace 22 años, en la sala Canciller. Yo tenía 16 años y recuerdo haber vivido mi adolescencia escuchando sus canciones.” Se considera también un gran admirador de Love of Lesbian y es que, aparte de grandes artistas, “son majísimos”.

Otro de sus grupos preferidos es La Buena Vida, un grupo vasco considerado, junto con Los Planetas, fundadores del movimiento indie.

Es salir la palabra indie y al de Villaverde se le vuelven a abrir los ojos, como si lo estuviera esperando, y seguidamente dice: “Cuando antes hablabas de algo indie, era porque se trataba de grupos independientes, de ahí la palabra -explica. Y algo indignado continúa- Ahora lo indie no es indie porque tiene apoyo de las multinacionales. Aunque ese grupo no salga en los 40, sale en Radio3, tienen un apoyo de cartelería y publicidad en revistas, periódicos… Con lo cual no eres indie, eres comercial”.

No. Luis no está en contra del movimiento indie, pero asegura que si realmente quieres vivir de tu música, necesitas, en parte, venderte y promocionar tu trabajo más allá del boca a boca. “El 99% lo hacemos. Solo un 1% consigue ser indie de verdad”.

Entre risas zanja el tema con cierto tono de admiración confesando: “¡Extremoduro sí que era indie, haciendo crowdfunding antes de que existiera internet!”

Ya son 10 años los que Luis Ramiro lleva dedicando sus días y sus noches a la música. Diez años llenos de esfuerzos, barreras y, a la vez, recompensas y gratificaciones. Algunas de la talla de Luis Eduardo Aute, Carlos Chaouen, Pedro Guerra o Ismael Serrano. “Ver cómo Aute canta una canción mía, elegida por él, es algo muy especial que no puedo describir bien. Para mí Aute es una institución, uno de los maestros de la historia de la música de España y que él me dijera que Annie Hall le parecía una canción muy buena, es un motivo de orgullo muy grande que no olvidaré nunca. Fue increíble escucharla en su voz”.

En tu Canción Definitiva dices algo como: No quiero estar desnudo para que me veáis por dentro. ¿Cómo es el Luis Vicente Ramiro al desnudo, qué esconde el Luis Ramiro de los escenarios?

L.R.: En el escenario adopto un papel que no tiene nada que ver con lo que soy realmente. Ya lo decía Urquijo en la canción de los secretos: Cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario. Cuando nos bajamos del escenario, todos somos vulgares. En realidad, soy súper tímido, frío y retraído. Sin embargo, en el escenario me sale una vena cómica que solo la tengo con mis amigos íntimos. Al principio lo pasaba muy mal tocando delante de la gente; me temblaban las piernas, las manos y todo y pensé que no podía dedicarme a eso. Y poco a poco me fui acostumbrando. Veía que al contar un chiste, la gente aplaudía y se reía y el ambiente se distendía. Creo que lo cogí como mecanismo de defensa para acostumbrarme…Soy como lo contrario de Ivan Ferreiro, que es un amor, súper cariñoso, humilde y cada vez que me ve, me abraza. Es un amor de persona, de verdad, es increíble.

Ese mismo tema hace referencia a una canción que te hizo morir estando vivo. ¿Qué canción fue?

L.R.: Creo que Exit Music, de RadioG. Tengo el recuero de la primera vez que la oí. Llevaba un discman por la calle y me tuve que parar para escucharla. Se me pusieron los pelos de punta, me puse a llorar y me elevé por completo.
Comenta que con Peces de ciudad, de su compositor por excelencia, su Sabina, le ocurrió algo parecido. “Con la canción Cuando era niño, de Serrat o Aquellas pequeñas cosas lloro siempre, no puedo evitarlo”. 

La fama de cantautor nunca ha ido de la mano de la fidelidad, así que quise ir al grano y preguntarle personalmente.

Si tienes 100 canciones que hablan de mujeres diferentes, y supuestamente las canciones de los cantautores se basan en experiencias… significa que te has acostado con más de un centenar de mujeres?

L.R.: Qué va. La fama esa de golfo de los cantautores no es del todo cierta. Por ejemplo, yo tuve una novia a la que le escribí más de 50 canciones de amor, de desamor… Así que las cuentas no salen. Un escritor dijo que solo se necesita un desamor para escribir libros de amor durante toda la vida. La gente piensa que todo es autobiográfico, pero no siempre. Suele haber también medio verdades.

Y para terminar… un tema polémico pero de plena actualidad. ¿Qué opinas de la situación política actual? ¿Y de Podemos?

L.R.: Pienso que falta moral en la clase política y que nos han estafado. Eso sí, esos que nos han estafado, los poderosos, piensan que la situación en la que vive un país se puede perpetuar, pero la gente termina cansándose de una forma o de otra. Nadie pensaba que el imperio romano iba a caer, y el imperio terminó cayendo.

Por ese sentimiento de cansancio y hartura surgió Podemos. Yo he votado a Podemos en las elecciones europeas y, de momento, pienso votarles en las generales. Ahora, desde los medios de comunicación se les demoniza y se les acusa de que sus propuestas son imposibles. Lo que pienso es que cuando algo parece más humano y más sensato se dice que es irreal. Y lo que es irreal es que el 50% de los jóvenes de este país no tengan trabajo. Puedo ponerles pegas, pero puedo ponerles muchas más a los partidos ya existentes. De momento son los que me convencen más. Yo no me caso ni con Podemos ni con nadie, pero al menos es algo diferente y lo menos malo del momento.


Y así es como el de San Cristóbal terminó su café solo, respondiendo sin miedo y con decisión. Apago la grabadora y, como siempre ocurre cuando se apagan los focos, Luis me lanzó una exclusiva. Pero no olvidemos que la deontología es una de las protagonistas de nuestra profesión y que la ética periodística me obliga a guardar, con mucho gusto, ese off the record que Luis Ramiro nos regaló.  

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