domingo, 28 de junio de 2015

Mulafest 2015, El festival de Cultura Urbana por excelencia.



Lo ha vuelto a hacer. Mulafest ha superado el listón un año más. Ni los 40 grados que amenazaban sobre la capital han podido con él y de nuevo, ha acogido a miles de asistentes con ganas de disfrutar de esta cuarta edición del que ya es, el festival de cultura urbana por excelencia.

Las proximidades del IFEMA siguen como siempre, las banderas de la entrada ondean como pueden bajo el calor sofocante, como queriendo abanicarse entre ellas y el conserje de la entrada sigue vigilando que no entre al recinto ningún coche que no tenga autorización para ello. Hasta ahí, sigue siendo IFEMA. Sin embargo, cuando llegas frente a la entrada de prensa y las taquillas, puedes comprobar que lo que antes era una explanada, ahora se ha convertido en un escenario enorme patrocinado por Desperados.

La gente hace cola para comprar su entrada y es que, aunque salieron hace meses, todavía quedan algunos rezagados que no han podido resistir la tentación de pasarse, al menos un día, por este festival que ya marca tendencia.

Hace cuatro años, Mulafest se presentaba como un colega alternativo, algo tímido pero con personalidad y que quería instalarse en los ‘madriles’. Ahora, los amigos le llaman Mula y de tímido no tiene un pelo; sale en las televisiones, en los periódicos, en miles de perfiles de instagram… y ha conseguido ser más castizo de lo que aquel junio de 2012 habría imaginado.

Hace cuatro años los pasillos los llenaban las chaquetas de cuero, las pieles llenas de tatuajes y los sprays de colores. Y hoy, entre esos incondicionales se mezclaban adolescentes, jóvenes, adultos, padres y madres con niños, algún abuelillo que otro y cientos de curiosos y aficionados a este mundo de lo alternativo.


Dentro, en el pabellón 12, se encuentra uno de los espacios más veteranos del festival: El Garaje.16.000 metros cuadrados llenos de brillantes joyas sobre ruedas. Aquí se concentran los mejores artesanos del hierro y los mejores tubos de escape del país. Tubos que por cierto, componen, durante los 3 días la banda sonora de todo este pabellón. Mientras los rugidos de motor se mezclan con la banda que toca al fondo, las bicicletas, más silenciosas pero igual de ornamentadas, pasean entre los huecos de este inmenso garaje.  

Las paredes, por supuesto llenas de murales de artistas como Boamistura, abrazan el espacio en el que también hay hueco para la tecnología, la impresión 3D (Los hacedores), los proyectos de estudiantes de diseño y arquitectura y las ilustraciones del concurso de Educación Vial de la DGT.

Más allá, en el pabellón 14, la banda sonora es algo diferente. Un vibrato constante y agudo da la bienvenida a todos los amantes del tattoo. Y ahí, en más de una veintena de cabinas, el cuerpo se vuelve lienzo y los tatuadores, artistas. Las bobinas y las agujas son las protagonistas y las caras de dolor brillan por su ausencia. La satisfacción de estar siendo tatuado por uno de los mejores tatuadores del mundo, supongo, que gana al dolor de la tinta en la piel. 

Las artes plásticas y escénicas se cuelan también en este pabellón y comparten techo con ágiles ninjas del parkour. El arte urbano, a diferencia de años anteriores, pasa a un formato más serio, más… de arte y menos de urbano. Deja los muros y las paredes para ser colgado y enmarcado en los stands de las galerías (Espositivo, Swinton&Grant, Gunter Gallery, La Fiambrera y CombustiónEspontánea).


Y entre otras muchas novedades, el espacio Experimenta-tú, un circuito para descubrir este arte desde cerca y conocer su técnica en primera persona. No hablo siquiera de la gran apuesta que ha hecho la organización este año por la música ya que ha sido el punto fuerte de esta edición y daría para otro artículo completo. Solo basta con mirar el cartel y los horarios. Músicos de la talla de Jon Hopkins, Hudson Mohawke, Rhye o Evian Christ han sido los encargados de poner punto y final a la jornada mula e inaugurar la noche hasta las 6 de la mañana cuando el sol mandaba a cada mochuelo a su olivo.

Sería imposible contar todo lo que ocurre en MULAFEST y todo lo que te puedes encontrar. Por eso, la única manera de saber lo que realmente significa la comunidad MULA, es comprando la entrada anticipada para la siguiente edición y pasear por este clima alternativo y urbano que se respira en plena capital bajo los rayos estivales.

Eso sí, Mulafest ha dejado claro que en Madrid sí hay playa, por lo menos, cuatro días al año.



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